miércoles, 22 de febrero de 2012

1er Domingo de Cuaresma: Mc 1, 12-15


1er Domingo de Cuaresma: Mc 1, 12-15

En los tres versículos anteriores al texto del evangelio de este domingo, se describe el Bautismo de Jesús. Jesús ha dejado su pueblo de toda la vida, Nazaret en Galilea;  se ha dirigido al Jordán donde bautizaba Juan y ha sido bautizado por él.
Es el modo extraordinariamente resumido como Marcos nos presenta a Jesús quién, en su bautismo, toma conciencia de su misión: recibe el Espíritu, es decir Dios, su Padre, le comunica su misión. “Tu eres mi Hijo a quien yo quiero, mi predilecto.” ¿Tiene Jesús claridad del contenido de su misión? La respuesta es si y no. Jesús ha tomado conciencia que su misión es dar su vida por la felicidad de los hombres e irá descubriendo progresivamente, en su profunda fidelidad al Espíritu, por donde lleva el camino para hacernos felices.

En este camino Jesús va estar tentado en muchas oportunidades. Marcos no hace una descripción de las tentaciones, como Lucas y Mateo, indicándonos así que no se trata de hechos aislados que sucedieron una vez y no volvieron a repetirse más. Este relato colocado al comienzo del evangelio nos presenta el marco general en el que se desarrollará toda la actividad pública de Jesús y las tentaciones con las que se enfrentará.
Su actividad será un proceso de liberación (cuarenta días en el desierto, como los cuarenta años del pueblo de Israel) que llevará a un nuevo modo de vivir en libertad (a una nueva tierra prometida).
Jesús se enfrentará con 3 grandes tentaciones: 1ª El Dios de Jesús es un Dios con un proyecto de felicidad para los hombres, no  solamente para los judíos sino para todos; los fariseos se oponían a un Dios así para todos los hombres. Por eso Marcos pone una multiplicación de los panes para los judíos y otra para los paganos (Mc 6 y 8). Y la consiguiente confrontación con los fariseos (Mc 8, 11).
2ª Para Jesús, hombre y mujer son iguales. Eso también se lo objetan los fariseos (Mc 10,2ss).
 La tercera tentación que le presentan los fariseos es: ¿de donde viene el poder, de Dios o de Cesar?  Tanto el Cesar como los fariseos habían ocupado el puesto de Dios y oprimían al pueblo. Jesús hace ver que hay que romper con esa forma de ejercer la autoridad. De este modo los fariseos representan a Satanás en persona; lo mismo ocurrirá con Pedro cuando no acepta seguir a Jesús en el camino de la cruz (Mc 8,33).
Los fariseos y el mismo Pedro en la situación señalada son como las fieras con las que se enfrenta Jesús. Durante toda su actividad, Jesús sufrirá la amenaza de personas que intentarán acabar con su vida, y desde el comienzo (Mc 3, 6), hasta que al final lo mataron.
Además de las fieras, están los ángeles que lo servían. Los ángeles son “enviados de Dios” o “mensajeros de Dios”. Juan Bautista es un ángel/mensajero de Dios (Mc 1, 2); así también todos los hombres y mujeres que ayudarán a Jesús a llegar hasta el fin en su proyecto de amor hacia los hombres.

Los dos últimos versículos del texto de hoy son como la proclama o manifiesto de Jesús: su retorno a Galilea, después del martirio de Juan (de paso anunciando el martirio de Jesús y de muchos de sus seguidores).  Galilea va a ser el lugar desde donde se comunica la buena nueva para toda la humanidad y con el llamado a enmendarse para creer en el proyecto divino de nueva humanidad que nos trae Jesús.

Al iniciar la cuaresma, este breve texto de San Marcos nos recuerda que nuestra conversión consiste en entrar en el proyecto de Jesús, resistiendo las tentaciones que nos apartan de su realización. El proyecto de Jesús es un proyecto de vida y liberación para todos los hombres y en particular para los oprimidos  y los excluidos sociales.

El seguimiento de Jesús no es fácil. El mundo intentará sobornarnos, ofreciéndonos el éxito fácil, el poder o la riqueza para nosotros solos. O se nos amedrentará y acusará, como a Jesús, argumentando que nuestro compromiso es ilegal o que tenemos una actitud subversiva, con el siguiente riesgo de ser juzgados y condenados por ello.
Necesitamos que nuestro compromiso esté siempre bajo la luz y la inspiración del Espíritu para que intentemos organizar este mundo de acuerdo con lo que Dios quiere.